lunes, 30 de noviembre de 2009

Carta del Adiós

Duele y no entiendo por que, ni siquiera te conocí, creo haberte visto una vez y aún así duele infinitamente.
Creo que me duele hasta la garganta donde ahora me he tenido que tragar todas las estúpidas palabras que muchas veces soñé decirte…
Se han derrumbado todas las ilusiones de largas conversaciones acompañadas de una rica taza de café… ni siquiera sé si te gustaba el café tanto como a mi.
Me siento un poco insulsa llorándote en este momento, es inevitable que me pregunte si tu alguna vez lloraste por mi, o si por lo menos te preguntaste que era de esta escuálida criatura que yacía medio sola en esta jungla despiadada.
Son tantas las cosas que me pregunto y siento en este momento que se aprietan todas en mi boca intentando salir de un golpe para ver si tu último respiro le4s puede dar una respuesta, para saber por lo menos de que forma te referías a mi (si es que lo hacías) cuando me pensabas. Y perdóname, pero es que este escenario  me llena de cuestionamientos y me dan ganas de gritarte a ti y a tu descendencia, pero me contengo pues sé que no puedo, conozco muy bien mi status de “Secreto Sucio de la Familia”… y la verdad es que lo más probable es que ni siquiera sea considerada como de la familia, simplemente soy un secreto sucio.
¿Qué pasará cuando mueran los otros? ¿También me quedaré fuera mirando desde lejos sus funerales y a sus viudas entristecidas y marchitas por el eterno adiós de sus hombres?
Y mientras mi alma se ahoga en tempestades de violines y chelos, bebiendo mí enorme tazón de café intento comprender a que se debe tanto llanto por un simple desconocido, será cierto eso de que la sangre es más fuerte que cualquier cosa, o son simplemente mis lagrimas una muestra de mi frustración al no haberte conocido e increpado por mi abandono, ¿Porqué? ¿Porqué tu te olvidaste de mi y jamás luchaste por verme siquiera una vez? ¿Por qué aquella única vez que nos vimos solo sonreíste sentado lejos  y no fuiste capaz de decir por lo menos una condenada palabra?
Ni quiera puedo decir que te extraño ¡¡No me dejaste conocerte!! Cobardemente te fuiste antes de afrontarme y mirarme de frente para responder a todos mis  jodidos porqué.
Ahora se supone que debo seguir en silencio, pagando por un crimen que no cometí, no fui yo quien provoco esta incomoda situación y soy la única maldita victima, la única con heridas eternas en el alma y el cuerpo, la única que siempre se sintió rechazada, olvidad y fuera de lugar.
Me despido, ya no saco nada con seguir diciéndote cosas, tu no estas y mis palabras no te traerán de regreso para por lo menos descubrir que se siente un abrazo tuyo…
Espero nos veamos del otro lado…
Adiós… No saco nada con llorar...

Maldito Fulano

Pegada y abstraída con la puta cabeza medio perdida en las notas de lo que escucho… ahora recuerdo por que odio el jazz y sus derivados, me vuelan la puta cabeza y la jodida alma, me llevan más lejos de lo que yo quiero llegar, me hace alucinar y soñar con libertad quieren que recuerde que te tengo alas, mas siento miedo a  volar.
Maldito “Fulano”, maldita “Suite Recoleta”, maldito Hombre gato y maldita vida. Me sentía tan cómoda dentro de mi jodida burbuja, con mi pulcra venda  sobre los ojos, no quería ver más allá ¿para qué?, me era tan conveniente ser una muñequita que había olvidado su albedrío, sus sueños e ideales, el sonido del latir de su corazón, el exquisito sabor de su rebeldía.
Mas ahora siento que debo volver a respirar, a recordar un poco como se sentía correr libre, sin rumbo, dar saltos en el aire y danzar con la nada, sonreír solo por gusto, sin ataduras, sin pensar en nadie más, sin dinero, sin trabajo, sin obligaciones y torturas para ser normal, sin soñar sueños masivos, sin ser un clon más en este mar de iguales, ser solo yo, tal cual, sin miedo a que alguien me mire extraño, aceptar que soy extraña y que pertenezco a esta pequeña minoría olvidada, o bien, ignorada por conveniencia.
¡Malditos sean conspiradores celestiales… musicales! Me obligan a despertar susurrándome al oído pequeñas canciones de revolución espiritual, ideática y natural, de ilusiones y pasiones varias, de todo aquello que yacía dopado y olvidado en mi interior quejumbroso.
Y mientras que escucho, siento que me duele todo el cuerpo al despertar de este largo sueño con sabor a pesadilla, idiotizarte, este sueño que ha mermado mi  cerebro y pisoteado mis putas ideas idealistas.
Poco a poco voy cayendo hipnotizada por estos ritmos, gritos, gemidos, sonidos, notas, acordes, melodías y sabrosos ruidos. Mi cabeza tiene a alguien dentro, una especie de “Pepe Grillo” que me grita: “Libertad” al estilo “Corazón Valiente”, creo que ya no lo puedo ignorar…
Maldito “Fulano”, maldita “Suite Recoleta”, maldito Hombregato… ¡¡Maldito Jazz y sus derivados!!


domingo, 29 de noviembre de 2009

La Bella Diana





Su nombre era Diana, perdida en su soledad infinita, en sus drogas y su locura.
Tenía aspecto frágil y carácter de fiera, disfrutaba de las fiestas, pero no de las compañías.
Cuando ella entraba en algún lugar, todo el mundo giraba para verla, era hermosa, altanera, era un espectro que las personas rogaban ver en sus vidas, ojala en sus camas. Diana arrasaba con hombres y mujeres, no hacía distinción alguna para saciar su propio placer, para ella la vida era un juego, una carrera, algo solo pasajero. Su mayor pasión era ser deseada por todos, cosa que lograba sin mayor esfuerzo.
La hermosa Diana, adicta a las fiestas, a las drogas y al sexo, disfrutaba a sus amantes durante toda una noche para luego desecharlos como copas vacías, y en realidad eso eran para ella, después de absorber todo su frenesí, Diana no sabía para qué más le podían servir.
Los observaba un momento, aquellos cuerpos exhaustos, sudorosos, regocijados y somnolientos, comprobaba que nadie era tan hermoso como ella, eso la asqueaba, la enfermaba y la llenaba de ira, se daba un baño y luego desaparecía para seguir con su solitaria búsqueda de placer, de alguna victima digna de morir entre sus piernas largas y perfectas.
Un día, en una de esas tantas fiestas, Diana ya estaba cansada, todos a su alrededor le parecían inferiores, trataba de pasar el mal rato intoxicando su sangre con licores varios y su nariz con polvo de estrellas… de pronto, de pie en el umbral de la puerta, se lazaba como un espectro una figura viril, el más hermoso de todos los demonios. Era un hombre joven, lleno de clase, alto, una piel tal vez tan pálida como la de Diana, su cabello hasta los hombros negro como la noche seductora y lujuriosa, llevaba traje negro de algún diseñador sagrado, en una mano sostenía una copa y en la otra un cigarrillo que llevaba con firmes movimientos  a su boca, el cuadro era seductor, sumamente tentador, quizás tanto como el vestido escarlata de Diana que dejaba sus hombros al descubierto y su pelo rojo, cayendo en ardientes rizos. Diana se sintió feliz… “El rojo y el negro combinan”…
Diana tomo uno de sus cigarrillos y se acerco a aquel adonis para pedir fuego, este sonrío complacido, pues él también había notado a Diana y pensó de igual manera: “El rojo y el negro combinan”.
Hablaron un rato y luego desaparecieron. Él llevo a Diana a su casa, era un lugar lujoso y con clase, las dos cosas que Diana más amaba, si es que en realidad amaba algo más que solo a ella.
La pasión comenzó a hacerse presente a paso firme, la alfombra de la sala fue el mudo testigo de los gemidos, orgasmos, gritos y estremecimientos. Al recuperarse del último y excelso orgasmo, Diana sonrío levemente, fue una sonrisa que daba escalofríos, se inclino un poco sobre él, lo beso y susurro inofensivamente en su oído: “Nadie puede ser más hermoso que yo, lo siento”. Y como una fiera comenzó a estrangularlo, flamante resistía y sin darse cuenta, Diana comenzó a morderlo hasta sacar trozos de piel, lo mordía, lo arañaba, lo golpeaba y lo estrangulaba una y otra vez, el hermoso hombre se rindió inconciente. Diana comenzó a beber su sangre directo de las heridas, lamia cual animal sediento, su cuerpo se iba bañando lentamente del escarlata elixir que brotaba de su victima, él estaba apunto de morir, ella solo se sentó en la alfombra frente a él, languidecida, encendió un cigarrillo, admiraba como agonizaba y se regocijaba en su dolor, Diana era feliz.
Al pasar el tiempo la gente que veía a Diana no lograba entender como era posible que se viera aún más bella que antes, ahora tenia un brillo especial, una mirada diferente, aún más segura que la antigua.
Y bueno, ahora que pienso y junto todo lo que sé de Diana, la observo directo a los ojos, para mi es la misma mirada de la joven que conocí antaño, inocente, asustada, pero con ganas de ver el mundo.
Mi pequeña Diana, se acerca, me mira y se sonríe traviesa, sigue de largo y se mueve por el salón como una antigua reina egipcia en su apretado vestido rojo, saca un cigarrillo y me mira por el rabillo del ojo como indicándome su próxima travesura, sea cerca a una herma joven vestida de negro, sus miradas se encienden, la hoguera comienza a arder…
Yo me sonrío y pienso: “El rojo y el negro… combinan”…

jueves, 26 de noviembre de 2009

última Danza



Danza, danza, danza una y otra vez a mi alrededor, danza ahora que puedo observarte, estudiar cada uno de tus movimientos, admirar tu belleza y tu energía fluyendo libre mientras danzas.
Sé que antes sentiste esto, al igual que tu yo tampoco lo había sentido, pero este es un momento especial, lo sabemos, es aún más maravilloso de lo que habíamos imaginado, es más grandioso. Vamos, sigue danzando y solo disfrutémoslo.
La noche nos acompaña y cobija nuestros cuerpos, nuestras almas libres, somos criaturas de la noche, tomemos nuestras manos y caminemos por este sendero nuevo, caminemos y dancemos como si aún disfrutáramos de la miel dulce de la infancia.
No temas, estoy a tu lado, tu éxtasis también invade mi cuerpo, penetra en mi, me hace correr, hervir la sangre que corre por mis venas, somos tu y yo sintiendo, amando, viviendo de la misma forma, por fin nuestras almas son una, somos principio y fin, somos agua y fuego, somos dios, somos solo tu  yo bajo la luna.
Danza con la gracia que solo tu posees, danza por que mis pies  ya no se mueven, danza tu por mi, yo me quedaré acá observando cada uno de tus movimientos, cada una de tus sonrisas, seguiré el sonido de tus pasos hasta que mueran en el infinito.
Por favor no pares, no te preocupes, estoy bien, solo me quedaré acá, tengo un poco de sueño, siento el cuerpo dormido, pero ten calma, ya lo he hecho antes, sin ti, y nunca sucedió nada, sé que ahora tomamos unas cuantas píldoras más de lo normal, pero nada pasará…
Danza, danza, danza una y otra vez a mi alrededor, danza mientras mis ojos comienzan a cerrarse, mientras mi cuerpo y mi alma deciden dormirse, danza y no temas que todo resulto como yo esperaba, danza mientras te guardo como último recuerdo en el alma…

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Promesas Jamás Cumplidas




Camino sin rumbo por las calles de este lugar, todo me trae algún recuerdo, todo tiene un aroma impregnado de mi pasado. Camino sedienta, desesperada por encontrar aquello que nunca aparecerá, marchito yace aquel amor sobre su lecho de ilusiones muertas por inanición.
Te miro en mi mente y un suspiro brota sin poder contenerlo, el pasado golpea mi espalda alentándome a seguir buscando un futuro, pero ya me siento cansada, exhausta por este largo viaje en busca de nada, por este juego perverso que has decidido seguir.
Camino y camino con un bolso en mi espalda lleno de hermosas promesas que jamás cumplirás, pero a pesar de saberlo, aún las guardo por que en ellas guardo tu voz.
Fatídico amor es el que le has dado a nuestro amor, tanto te dí y me robaste, me quitaste lo más hermoso que tenía… tu. Las caricias, los besos, las promesas de amor ¡¡Nada!! Nada te importo, solo me dejaste, te fuiste sin siquiera decir adiós.
Maldita tragedia esta que llaman vida… vida, realmente no comprendo ya qué es eso, nada tiene sentido sin ti, criatura malvada ¡¿Porqué lo hiciste?! ¿Porqué no me dejaste busca una solución junto a ti? Sé que si me hubieses dejado entrar, yo te podría haber ayudado a salir ¡Pero no! Siempre tienes que hacer las cosas a tu manera y sabes algo… no siempre es la mejor…
Eres egoísta, nunca piensas en nadie, ni siquiera en mi que te entregue todo, que te di mi amor en bandeja de plata… no, solo te importabas tu, nada te importo el poco tiempo que faltaba para que fueras como yo, solo pensabas en ti mientras tu sangre cubría de intenso escarlata el suelo de nuestra habitación.
Egoísta te digo mientras lloro a los pies de tu tumba… egoísta porque sabes que yo jamás moriré…


viernes, 6 de noviembre de 2009

Dulce Venganza



Yacías entre mis brazos, tu cuerpo temblaba como el de un niño, una extraña mezcla de emociones, se entrelazaba en tu acongojado ser. La pregunta eterna surgía en tu alma ¿Quedarte entre mis brazos, entre mi extraño amor? O bien, ¿Correr lo más lejos de todo eso, de ese insólito mundo q se alzaba tras de mi? No, no sabias q hacer, mientras buscabas en tu interior respuestas a preguntas inexistentes, yo disfrutaba cada suspiro aterrorizado, cada mirada llena de confusión.
¡Cielos! De q manera te amaba, como idolatraba tu cuerpo, tu mirada única en un mundo común. De q manera misteriosa se apoderaba de mi la locura cada vez q te sentía cerca, cada vez q te creía en los brazos de alguien más. Por eso aquella noche te ate a mi, te entrelace transformando mis brazos en cadenas, mis palabras en candados, y mi amor... mi amor era tu calvario, tu dulce y venerado veneno. Esa noche fue extraña, te sentí llegar diferente, tu silueta bañada por un halo de misterio, tus movimientos eran desconcertantes, y tu mirada era lejana, distante a mi...
¡Entre en pánico! ¡Ya no me pertenecías! ¡Ya tu amor no era solo para mi! ¡Y tus besos recorrían otros labios! Quise morir de amor, morir de tristeza ante tal traición, tu, el ser más bello, tu, el ser al q más amaba me atacabas por la espalda hundiendo la daga y cruzando a mi corazón; quise morir, quise q murieras junto a mi. Te tome entre mis brazos, te bese como nunca lo había hecho, deje q mi piel rozara la tuya, dejando q tu cabeza girara una y mil veces, te hundiste en mi perdiendo el control, solo querías tomarme, solo me querías para ti.
El lecho agitado de sedas y sueños, fue testigo de mi enorme congoja, de la voz en mi interior q me decía a gritos q ya no me pertenecías, q solo mi alma estaba en este juego llamado “Amor”.
Te levantaste con sigilo creyendo q yo aún dormía entre los recuerdos, arropaste tu cuerpo aún hermoso ante mi, diste una última mirada hacia mi y caminaste de manera lánguida hasta la puerta...

Te tome por la espalda, como lo había hecho tu traición conmigo, te ate a mi cuerpo, susurre todas las palabras q yacían dormidas dentro de mi, te dije q te amaba, te dije q te odiaba, q ya sabía todo sobre tus andanzas, q pronto sabría quien era el nuevo arcano de tu amor, te bese mil veces, y lentamente pose la daga sobre tu cuello, aquel q tantas beses desato nuestro amor entre las sabanas; el miedo se hacia presente en tu respiración, pero de todas formas no había intento de escapar, de librar tu cuerpo de mi prisión. Apreté la daga y una pequeña herida se abrió, la sangre comenzó a emanar, roja, dulce, con aroma embriagador...
Rápidamente te lance lejos de mi, tu cuerpo cayo al piso y tus ojos se clavaron en mi, como clamando q no lo hiciera,  implorando olvidar todo y caer junto a ti, llorar un momento sobre tu vientre, tus ojos comenzaron a ser inundados, tu alma también lloraba...

De pronto el tiempo se detuvo entre tu y yo, sentí el suave sonido del filo cruzando la piel, lentamente la sangre comenzó a correr dejando vestigios escarlatas de su paso sobre mis ropas...
Caí al piso ya sin ganas de luchar, mi vista estaba un poco nublada, pero aún te podía observar con la mirada atónita sobre mi, mis latidos comenzaron a enmudecer y con mi último aliento te susurre: “Por siempre te amaré”...

miércoles, 4 de noviembre de 2009

Pequeña Venus

¿Qué hago ahora que te he encontrado?
Algo tienes pequeña que me quita el sueño, eres mi nueva Venus, tan frágil, tan niña, tan pequeña.
Pequeña y exquisita locura, cuanto tiempo estuve lejos de esto y tú, con una sola mirada, me has hecho caer de nuevo de un golpe calido en tus ojos, en tu cuerpo, mezcla extraña de emociones, sensaciones y seducciones.
Mi pequeña Venus, tan sutil, tan pequeña, dulce cuerpo de niña que hace un fuerte contraste con esa mirada de mujer salvaje, un carácter fuerte y una sonrisa inofensiva.
Te sueño pequeña, en cada paso que doy, te espero en cada caricia que recibo, y me entrego en cada palabra que escribo imaginando que la susurro en tu oído.
¿Qué hago ahora pequeña?
Solo juego a mirarte y desearte en silencio, o me lanzo como la depredadora que suelo ser en estos casos y te atrapo entre mis brazos y mis piernas, entre mis labios y mi alma.
Pequeña, pequeña, maldita pequeña, tan delicada y testaruda, tan hermosa y extraña, tan tu, tan mía, tan lejos, tan esquiva, tan pequeña…


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Esto lo escribí para ti el 17 de Septiembre, algo me provocabas, pero era como algo que me daba miedo ver, ahora ya lo acepte, ahora te tengo entre mis brazos cada vez que puedo y el leer esto me hace ver que en el fondo lo único que quería era estar a tu lado.
Gracias por ser tú, gracias por todo lo que me das sin darte cuenta...
De verdad te quiero...