jueves, 17 de septiembre de 2009

La Carta




A lo lejos escucho el galopar de unos caballos, tengo miedo, no sé que hacer; decido correr, escucho los gritos de los hombres, el rugido de sus espadas.
Corro y corro, las ramas me dan bofetadas en el rostro, las espinas me arañan y tratan de retenerme. Tengo tanto miedo, puedo imaginar el sol reflejarse en las espadas que empuñan con fuerza, con valor y con ira.
En la espesura del bosque no logro encontrar un escondite, la batalla se desata en el campo tras de mi, pero sé que debo escapar, correr por mi vida.
El galopar se hace cada vez más insoportable y cercano, el sudor corre por mi rostro mientras la sangre mezclada con tierra expele un olor un tanto exquisito. Tal vez deba correr por siempre, salvar mi alma o mi vida, lo que sea, pero debo salvar algo.
¡Oh no! Son sus gritos, vienen por mi, no me dejaran quedarme, los espíritus del bosque intentan ayudarme, pero todo es en vano contra aquellos colosos sedientos de muerte, de victoria ¿En que momento tuve la gran idea de meterme en este lió? ¿Debo seguir corriendo como un cobarde o enfrentar a mi enemigo con valor y orgullo? ¡Cielos! Mientras pienso esto mis pies no dejan de marchar, de trabajar para salvar algo que tal vez esta perdido.
¡Ah! Poco debe de importar mi honor en estos momentos, tengo que velar por mi vida, por mi misión... ¡¡Tengo tanto miedo!! Maldición, una flecha ha caído tras de mi, están cada vez más cerca, puedo sentir el temblor que provoca el fuerte galopar de sus caballos en la tierra bajo mis pies.
Gracias al cielo, puedo oír el correr del rió, sé que al cruzarlo estaré a salvo y podré entregar esta carta que he resguardado más que a mi vida, de ella depende todo mi país ¡Ah! Ellos no me atraparan ni vencerán a mi líder, a mi gran rey ni a mi ejercito hermano.
La espesura del bosque comienza a ceder, cada vez se hace más claro y hermoso el chocar de agua contra las piedras, el solo comienza a abrirse paso entre la vegetación, estoy cerca, pronto llegaré y esto acabará, pero si es necesario lo hará una y mil veces más por mi patria y mi rey que ha luchado par a par junto a nuestro pueblo, ellos pueden ser muy fuertes, pero nosotros los superamos en honor.
¡Por fin estoy a pasos del río! Mi rey me mira lleno de felicidad y ese amor... ¡Ah! Ese amor que solo sus ojos pueden expresar, amor de hermanos, de padres, de amantes, de compañeros de lucha, un amor como el de dios por la humanidad...
No, por favor no, una flecha ha caído delante de mi, me han atrapado, me mataran, no ¿por qué? No lo puedo creer... veo sus caras del otro lado, su mano extendida mientras los soldados lo retienen, quiere venir por mi, pero si lo hace morirá, yo lo sé y él lo sabe.
¡Ah! Malditos bárbaros ¡Pueden apoderarse de mi, pero no de mi pueblo!
Ya puedo ver a los primeros acercarse, la carta debe llegar a las tropas, tomo una piedra, la envuelvo en la carta y con mi daga corto una trenza de mi cabello, la amarro y luego la lanzo al otro extremo del río, los soldados la toman...
Lo miro fijo a los ojos, le hago una reverencia a mi rey y luego le lanzo un beso a mi amor y a mi patria, cae una lagrima por mi rostro, puedo sentir el resonar de la espada al desenvainar...
Adiós...

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

me gusto este escrito cada dia k leo lo k vas poniendo siento k tenemos ams cosas en comun, bosques reyes hadas y espadas una mescla que en lo personal me fascinan , algun dia espero poder enseñarte mis escritos para ver si te gustan , seguire leyendo y tal vez algun dia el destino permita poder caminar juntos un camino de historias letras y buena onda.

rafael

18 de septiembre de 2009, 18:04  

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