miércoles, 7 de octubre de 2009

Voces de Sombra






Si, es cierto, creo haber sentido un loco amor por su persona, a ratos siento q mi persona fue consumida por su “yo” inmortal, por aquellos detalles q siempre nacían a su lado y perduran aún en mi recuerdo q se niega a borrar la visita de aquella figura espectral, de todas esas cosas q significo en mi.
Claro q siento melancolía, no puedo dejar de extrañar los momentos vividos en su compañía, q muchas veces fue una grata compañía, pero otras me llevaba al borde de la locura; eran sus risas estridentes quizás, sus miradas penetrantes en mis ojos, como en una búsqueda desesperada de respuestas q solo podría encontrar en mi rostro aún infantil.
Me enseño muchas cosas q la verdad jamás imagine me servirían de algo, mas ahora, en su ausencia insólita, todas sus lecciones me han servido, desde q se marcho mi corazón se transformo en piedra y mi sentir se volvió limitado con respecto a otras personas, quizás ahora peco de egoísta o ególatra, mas no de ingenuidad, desde q ya no esta me siento más fuerte ante aquello q muchos llaman amor, pero q para mi no es más q burdas ilusiones pueriles.
A veces pienso en q quizás regrese, mas no sé como le recibiría, me daño a muerte, me daño como jamás nadie había logrado, pero a la vez, creo q me amo como jamás nadie me había amado. Son tantos los sentimientos encontrados, tantas ideas confusas e ilusiones a medio morir q me rodean, q ya no se como le recibiría si algún día volviera.
Debo admitir q a ratos también lloro recordando sus caricias, sus miradas, aquellos besos dulces y su cuerpo tendido junto al mío en la tibieza del lecho agitado; a veces lloro por aquel recuerdo, como llora un soldado al regresar a casa y ver nuevamente a su amada después de atravesar los campos bañados en sangre, lloro como una Penélope q observa al mar esperando q le traiga de vuelta a ese q tanto ama, lloro por su ausencia y lloro por q no quiero verle otra vez.
Creo haber sentido ese loco amor cuando le observaba caminar por la habitación deteniéndose pequeños instantes a observar mi cuerpo desnudo y medio dormido, y su rostro se llenaba de ternura, a veces de pasión q me contagiaba solo con un cálido beso de sus labios muchas veces masculinos, muchas veces femeninos.
Mil veces le llame amor y otras mil le llame maldición, consumía mi existir en un tedioso sentimiento de amor y odio, siniestramente me llenaba de amor para luego hacerme estallar por el más mínimo detalle y gritarle q le odiaba, q jamás quería volverle a ver cerca de mi, q no quería sus repugnantes manos en mi cuerpo ni sus falsos besos en mis labios, mientras se asía con sus brazos a mi y comenzaba a hacer todo eso q yo en aquellos momentos aborrecía, con el solo propósito de demostrar q era capaz de domarme en cualquier situación.
Fueron días felices a su lado, como también fueron pesadillas aterradoras las q viví entre su amor, mas ahora aún no me abandona, le siento cerca todas las noches, siento q aún me ama de esa manera enfermiza q solo su persona podía amar, y q como yo le he matado... pronto vendrá por mi...


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