miércoles, 19 de agosto de 2009

Buen Viaje


El dolor de cabeza era insoportable, aún lo recuerdo, acababa de despertar con resaca en una casa que no era la mía y la verdad es que no recordaba muy bien de quien era. Me levante de donde estaba, tome mis cosas y camine hacia el comedor, los pasillos estaban repletos de basura, las habitaciones con sus puertas abiertas mostraban a los cuerpos que se habían jurado amor eterno por una noche y que ahora buscaban un buen escape. En mi camino encontré un cómodo sillón que me dio acogida un momento, frente a este se encontraba una hermosa mesita, una pieza única según mi gusto, sobre ella vi un pañuelo blanco, enfermantemente pulcro, lleno de pequeñas píldoras multicolor y algunos cubos como de azúcar de color azul.
La noche había sido tan extrema y desenfrenada que ya nada importaba, necesitaba borrar lo sucedido y qué mejor forma que un viaje tranquilo con pedacitos de estrellas. Tomé el pañuelo con su maldita pulcritud y me lleve dos cubos a la boca, el efecto no se hizo esperar, mi mente poco a poco comenzó a abrirse, las cosas ya no tenían aquellas formas reglamentarias, impuestas por un mundo cuadrado, plano, lentamente se me acerco alguien que no recuerdo, que no pude distinguir por que era solo esencia, se encontraba libre de aquellas formas tiranas, con una voz suave y dulce me dijo: “Una más y este puede ser un viaje eterno” la palabra eterno era repetida una y mil veces en mi cabeza, como si rebotara contra las paredes y cayera en mi, solo para volver a rebotar. La tentación era inmensa, estar por siempre conectada al alma del mundo era algo sin igual, lejos lo mejor que a un ente como yo le podía suceder en toda su tortuosa existencia.
Pasaron mil segundos junto a otros mil más, la pulcritud del pañuelo me cegaba, mis sentidos estaban más atentos y mis ojos podían ver más allá, el tercer cubo crecía y se hacia pequeño, se hinchaba, palpitaba, era vida y era muerte, era todo y era nada, lo tome en mi mano y lo sentí pesado, como una botella de whisky llena, mi mano se volvía liquida, se volvía de plasticina, de barro, arcilla y agua, decidí tomar el cuno, o se perdería en mi inconsistente extremidad.
Esta vez el efecto llego mucho más rápido que la anterior, ahora realmente era una con el universo, yo era solo esencia, mi mente estaba siendo despertada, podía ver la verdadera forma de todo, las rosas olían a mundo, a amor y paz, salía a la calle para saludar al resto de mis hermanos y poder compartir con ellos aquella sabiduría y felicidad que me había sido obsequiada por nuestros padres superiores. Un perro me hablo y me dijo que tenia que llegar al río y bañarme en el para poder estar completamente limpia, pura y digna para recibir el conocimiento que todas las cosas me brindarían.
La música… ¡cielos! En todos lados había música, todo componía la misma melodía, el mismo canto armonioso entonado por las almas conectadas, mis sentidos repasaban cada nota…
¡Boom! Un enorme dolor me atacaba, algo me quería hacer daño, la desesperación se apodero de mi, la música cambio, solo se oían a lo lejos tenues notas, acordes malditos, decadentes e hilarantes.
Miedo, tenia tanto miedo, el dolor no paraba, yo comenzaba a evaporarme, las formas se movían para todos lados, se transformaban en figuras humanas, pero en decadencia, perdidas en la nada, entes palpitantes y fatídicos, necesitados de amor, llenos de odio, rostros atemorizantes y miradas frías, vacías. El dolor no cesaba, me sentía ahogada y perdida, escuchaba carcajadas a mi alrededor, miradas atacantes, devoradoras y asesinas.
Presión sobre mi…algo no me dejaba respirar… todo giraba… risas burlescas, carcajadas obscenas, chillidos ensordecedores, llantos desesperados… ¡ayuda! ¡Ayuda! Por favor necesito ayuda ¡¡¡ayuda!!!
Despierto con un grito que nace en lo más profundo de mi ser acongojado, observo a mi alrededor, maquinas… tip, tip tip… todo blanco, tan pulcro como el pañuelo aquel, ese que recuerdo como si lo hubiese visto hace mil años. Miro frente a mi, soy yo la tendida en aquella cama, maquinas conectadas ami ayudándome a vivir, yo que fui una con el universo, respirando gracias a una maquina.
Me observo y estoy demacrada, mi pelo y mis uñas completamente descuidadas, no soy yo la que esta en esa cama, me niego a ser yo. Remesco a aquel cuerpo, le grito, lo golpeo ¡¡despierta!! ¡¡Despierta!! Lloro a su lado ¡¡por favor despierta!! ¡Abre los ojos solo un segundo y ve en lo que te has convertido! Me enfurezco y lo sigo golpeando, lo azoto contra la cama, lo observo, le grito en los oídos, le ruego, pero nada… tip, tip, tip… la maquina no deja de emitir aquel insoportable ruido… tip, tip, tip… ¿Cómo logro que aquel cuerpo despierte? Estoy a un paso de rendirme, no puedo soportar esto, quiero que acabe, por favor que alguien haga que acabe… tip, tip, tip…
“Una más y este puede ser un viaje eterno” no puede ser, por fin comprendo, nunca imagine que esto pudiera suceder, a mi no, yo estaba por encima del resto… “una más y este puede ser un viaje eterno” malditas palabras que no se hicieron respetar, ladito pañuelo tentador, maldita curiosidad, maldita vida sin vida…
Emprendí un viaje tan bueno, tan especial y único, recorrí tantos lugares, viaje por el infinito, fui una con el universo y ahora… ahora no recuerdo el camino de regreso a mi, no sé como despertarme, mi condena por querer ser un ser superior: ser solo una espectadora.
¡Eterno! ¡Eterno! ¡Eterno! ¡Eterno! Escucho en mi mente una y mil veces mientras estoy sentada a los pies de la cama, observándome, observando a lo que nunca volveré…

1 comentarios:

Anonymous Gury ha dicho...

ereh genial =)

AMO!

19 de agosto de 2009, 20:42  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio