Este es un lugar de desahogo, para mi... No esperen encontrar un contenido fijo, mi cabeza esta llena de múltiples asuntos que intentaré plasmar acá...
domingo, 27 de diciembre de 2009
En Llamas
Cuando te mueves logro sentir
Las llamas del infierno alcanzándome
Mientras relamo mis labios.
Creo que esta vez sería capaz
De morir por ti si me lo pidieras
O si lo pusieras como condición para tomarte.
Sé que podría vivir a tus pies,
Encadena a ti solo para fantasear
Con tus movimientos.
Creo que ya me tienes
Así que puedes sonreír,
Me siento en llamas y encadenada,
Embobada y excitada con tus movimientos.
Cuando te mueves siento que ya me tienes,
Cuando te mueves lo siento en mi cuerpo,
No quiero la libertad,
Solo quiero estar encadenada a ti y morir en llamas…
Te miro y me siento feliz, ambos disfrutando la misma música de Sol y Lluvia, yo por lo que significa y tu por como suena. Somos compañeros, somos amigos, hermanos, cómplices, somos mucho más que madre e hijo.
Y mientras mi alma cada día se pone más roja, tu cada día eres más feliz, y bailas y disfrutas cada canción que suena con fuerza en este día de septiembre en que el sol nos visita y llena nuestras vidas de energía.
Sonrío al verte bailar al compás de estas canciones, tan libre, sin miedos ni cuidados. Y me siento tan orgullosa de aquellos que estuvieron antes que nosotros dos, de aquellos que lucharon para que hoy nosotros podamos cantar estas canciones sin miedo.
Y bajo el alero de estas canciones , en las estrofas que alaban a la libertad te voy criando, te voy viendo crecer, sabiendo que tu alma ha tenido buena escuela, sabiendo que cantarás con fuerza tu libertad y que en tu corazón siempre irá guardado un gorrión de amor.
Rus piececitos pequeños saltan alegres mientras tus brazos saludan al sol, Sol y Lluvia sigue sonando con fuerza y nuestra mañana se vuelve una fiesta, una invocación al amor, a la alegría y a la libertad, tu me miras sonriente, corres hacia i y con tus bracitos aún endebles te aferras a mis piernas y luego sales corriendo y cantando feliz en tu mágico idioma que solo entiende el corazón.
Es en tu mirada, querido compañero, donde he encontrado sentido a estas letras, a este mundo, es en tu sonrisa pequeño amigo donde la semilla de mi esperanza se ha plantado, y es por ti mi amado hijo que seguiré luchando como lo hicieron otros anteriores por darte un mundo más hermano, más libre y más humano, es por ti mi pequeño fruto que seguiré adelante, escuchando a Sol y Lluvia sonriendo al verte lleno de amor y libertad.
Duele y no entiendo por que, ni siquiera te conocí, creo haberte visto una vez y aún así duele infinitamente.
Creo que me duele hasta la garganta donde ahora me he tenido que tragar todas las estúpidas palabras que muchas veces soñé decirte…
Se han derrumbado todas las ilusiones de largas conversaciones acompañadas de una rica taza de café… ni siquiera sé si te gustaba el café tanto como a mi.
Me siento un poco insulsa llorándote en este momento, es inevitable que me pregunte si tu alguna vez lloraste por mi, o si por lo menos te preguntaste que era de esta escuálida criatura que yacía medio sola en esta jungla despiadada.
Son tantas las cosas que me pregunto y siento en este momento que se aprietan todas en mi boca intentando salir de un golpe para ver si tu último respiro le4s puede dar una respuesta, para saber por lo menos de que forma te referías a mi (si es que lo hacías) cuando me pensabas. Y perdóname, pero es que este escenario me llena de cuestionamientos y me dan ganas de gritarte a ti y a tu descendencia, pero me contengo pues sé que no puedo, conozco muy bien mi status de “Secreto Sucio de la Familia”… y la verdad es que lo más probable es que ni siquiera sea considerada como de la familia, simplemente soy un secreto sucio.
¿Qué pasará cuando mueran los otros? ¿También me quedaré fuera mirando desde lejos sus funerales y a sus viudas entristecidas y marchitas por el eterno adiós de sus hombres?
Y mientras mi alma se ahoga en tempestades de violines y chelos, bebiendo mí enorme tazón de café intento comprender a que se debe tanto llanto por un simple desconocido, será cierto eso de que la sangre es más fuerte que cualquier cosa, o son simplemente mis lagrimas una muestra de mi frustración al no haberte conocido e increpado por mi abandono, ¿Porqué? ¿Porqué tu te olvidaste de mi y jamás luchaste por verme siquiera una vez? ¿Por qué aquella única vez que nos vimos solo sonreíste sentado lejos y no fuiste capaz de decir por lo menos una condenada palabra?
Ni quiera puedo decir que te extraño ¡¡No me dejaste conocerte!! Cobardemente te fuiste antes de afrontarme y mirarme de frente para responder a todos mis jodidos porqué.
Ahora se supone que debo seguir en silencio, pagando por un crimen que no cometí, no fui yo quien provoco esta incomoda situación y soy la única maldita victima, la única con heridas eternas en el alma y el cuerpo, la única que siempre se sintió rechazada, olvidad y fuera de lugar.
Me despido, ya no saco nada con seguir diciéndote cosas, tu no estas y mis palabras no te traerán de regreso para por lo menos descubrir que se siente un abrazo tuyo…
Pegada y abstraída con la puta cabeza medio perdida en las notas de lo que escucho… ahora recuerdo por que odio el jazz y sus derivados, me vuelan la puta cabeza y la jodida alma, me llevan más lejos de lo que yo quiero llegar, me hace alucinar y soñar con libertad quieren que recuerde que te tengo alas, mas siento miedo avolar.
Maldito “Fulano”, maldita “Suite Recoleta”, maldito Hombre gato y maldita vida. Me sentía tan cómoda dentro de mi jodida burbuja, con mi pulcra vendasobre los ojos, no quería ver más allá ¿para qué?, me era tan conveniente ser una muñequita que había olvidado su albedrío, sus sueños e ideales, el sonido del latir de su corazón, el exquisito sabor de su rebeldía.
Mas ahora siento que debo volver a respirar, a recordar un poco como se sentía correr libre, sin rumbo, dar saltos en el aire y danzar con la nada, sonreír solo por gusto, sin ataduras, sin pensar en nadie más, sin dinero, sin trabajo, sin obligaciones y torturas para ser normal, sin soñar sueños masivos, sin ser un clon más en este mar de iguales, ser solo yo, tal cual, sin miedo a que alguien me mire extraño, aceptar que soy extraña y que pertenezco a esta pequeña minoría olvidada, o bien, ignorada por conveniencia.
¡Malditos sean conspiradores celestiales… musicales! Me obligan a despertar susurrándome al oído pequeñas canciones de revolución espiritual, ideática y natural, de ilusiones y pasiones varias, de todo aquello que yacía dopado y olvidado en mi interior quejumbroso.
Y mientras que escucho, siento que me duele todo el cuerpo al despertar de este largo sueño con sabor a pesadilla, idiotizarte, este sueño que ha mermado micerebro y pisoteado mis putas ideas idealistas.
Poco a poco voy cayendo hipnotizada por estos ritmos, gritos, gemidos, sonidos, notas, acordes, melodías y sabrosos ruidos. Mi cabeza tiene a alguien dentro, una especie de “Pepe Grillo” que me grita: “Libertad” al estilo “Corazón Valiente”, creo que ya no lo puedo ignorar…
Maldito “Fulano”, maldita “Suite Recoleta”, maldito Hombregato… ¡¡Maldito Jazz y sus derivados!!
Su nombre era Diana, perdida en su soledad infinita, en sus drogas y su locura.
Tenía aspecto frágil y carácter de fiera, disfrutaba de las fiestas, pero no de las compañías.
Cuando ella entraba en algún lugar, todo el mundo giraba para verla, era hermosa, altanera, era un espectro que las personas rogaban ver en sus vidas, ojala en sus camas. Diana arrasaba con hombres y mujeres, no hacía distinción alguna para saciar su propio placer, para ella la vida era un juego, una carrera, algo solo pasajero. Su mayor pasión era ser deseada por todos, cosa que lograba sin mayor esfuerzo.
La hermosa Diana, adicta a las fiestas, a las drogas y al sexo, disfrutaba a sus amantes durante toda una noche para luego desecharlos como copas vacías, y en realidad eso eran para ella, después de absorber todo su frenesí, Diana no sabía para qué más le podían servir.
Los observaba un momento, aquellos cuerpos exhaustos, sudorosos, regocijados y somnolientos, comprobaba que nadie era tan hermoso como ella, eso la asqueaba, la enfermaba y la llenaba de ira, se daba un baño y luego desaparecía para seguir con su solitaria búsqueda de placer, de alguna victima digna de morir entre sus piernas largas y perfectas.
Un día, en una de esas tantas fiestas, Diana ya estaba cansada, todos a su alrededor le parecían inferiores, trataba de pasar el mal rato intoxicando su sangre con licores varios y su nariz con polvo de estrellas… de pronto, de pie en el umbral de la puerta, se lazaba como un espectro una figura viril, el más hermoso de todos los demonios. Era un hombre joven, lleno de clase, alto, una piel tal vez tan pálida como la de Diana, su cabello hasta los hombros negro como la noche seductora y lujuriosa, llevaba traje negro de algún diseñador sagrado, en una mano sostenía una copa y en la otra un cigarrillo que llevaba con firmes movimientos a su boca, el cuadro era seductor, sumamente tentador, quizás tanto como el vestido escarlata de Diana que dejaba sus hombros al descubierto y su pelo rojo, cayendo en ardientes rizos. Diana se sintió feliz… “El rojo y el negro combinan”…
Diana tomo uno de sus cigarrillos y se acerco a aquel adonis para pedir fuego, este sonrío complacido, pues él también había notado a Diana y pensó de igual manera: “El rojo y el negro combinan”.
Hablaron un rato y luego desaparecieron. Él llevo a Diana a su casa, era un lugar lujoso y con clase, las dos cosas que Diana más amaba, si es que en realidad amaba algo más que solo a ella.
La pasión comenzó a hacerse presente a paso firme, la alfombra de la sala fue el mudo testigo de los gemidos, orgasmos, gritos y estremecimientos. Al recuperarse del último y excelso orgasmo, Diana sonrío levemente, fue una sonrisa que daba escalofríos, se inclino un poco sobre él, lo beso y susurro inofensivamente en su oído: “Nadie puede ser más hermoso que yo, lo siento”. Y como una fiera comenzó a estrangularlo, flamante resistía y sin darse cuenta, Diana comenzó a morderlo hasta sacar trozos de piel, lo mordía, lo arañaba, lo golpeaba y lo estrangulaba una y otra vez, el hermoso hombre se rindió inconciente. Diana comenzó a beber su sangre directo de las heridas, lamia cual animal sediento, su cuerpo se iba bañando lentamente del escarlata elixir que brotaba de su victima, él estaba apunto de morir, ella solo se sentó en la alfombra frente a él, languidecida, encendió un cigarrillo, admiraba como agonizaba y se regocijaba en su dolor, Diana era feliz.
Al pasar el tiempo la gente que veía a Diana no lograba entender como era posible que se viera aún más bella que antes, ahora tenia un brillo especial, una mirada diferente, aún más segura que la antigua.
Y bueno, ahora que pienso y junto todo lo que sé de Diana, la observo directo a los ojos, para mi es la misma mirada de la joven que conocí antaño, inocente, asustada, pero con ganas de ver el mundo.
Mi pequeña Diana, se acerca, me mira y se sonríe traviesa, sigue de largo y se mueve por el salón como una antigua reina egipcia en su apretado vestido rojo, saca un cigarrillo y me mira por el rabillo del ojo como indicándome su próxima travesura, sea cerca a una herma joven vestida de negro, sus miradas se encienden, la hoguera comienza a arder…
Yo me sonrío y pienso: “El rojo y el negro… combinan”…
Danza, danza, danza una y otra vez a mi alrededor, danza ahora que puedo observarte, estudiar cada uno de tus movimientos, admirar tu belleza y tu energía fluyendo libre mientras danzas.
Sé que antes sentiste esto, al igual que tu yo tampoco lo había sentido, pero este es un momento especial, lo sabemos, es aún más maravilloso de lo que habíamos imaginado, es más grandioso. Vamos, sigue danzando y solo disfrutémoslo.
La noche nos acompaña y cobija nuestros cuerpos, nuestras almas libres, somos criaturas de la noche, tomemos nuestras manos y caminemos por este sendero nuevo, caminemos y dancemos como si aún disfrutáramos de la miel dulce de la infancia.
No temas, estoy a tu lado, tu éxtasis también invade mi cuerpo, penetra en mi, me hace correr, hervir la sangre que corre por mis venas, somos tu y yo sintiendo, amando, viviendo de la misma forma, por fin nuestras almas son una, somos principio y fin, somos agua y fuego, somos dios, somos solo tu yo bajo la luna.
Danza con la gracia que solo tu posees, danza por que mis pies ya no se mueven, danza tu por mi, yo me quedaré acá observando cada uno de tus movimientos, cada una de tus sonrisas, seguiré el sonido de tus pasos hasta que mueran en el infinito.
Por favor no pares, no te preocupes, estoy bien, solo me quedaré acá, tengo un poco de sueño, siento el cuerpo dormido, pero ten calma, ya lo he hecho antes, sin ti, y nunca sucedió nada, sé que ahora tomamos unas cuantas píldoras más de lo normal, pero nada pasará…
Danza, danza, danza una y otra vez a mi alrededor, danza mientras mis ojos comienzan a cerrarse, mientras mi cuerpo y mi alma deciden dormirse, danza y no temas que todo resulto como yo esperaba, danza mientras te guardo como último recuerdo en el alma…
Camino sin rumbo por las calles de este lugar, todo me trae algún recuerdo, todo tiene un aroma impregnado de mi pasado. Camino sedienta, desesperada por encontrar aquello que nunca aparecerá, marchito yace aquel amor sobre su lecho de ilusiones muertas por inanición.
Te miro en mi mente y un suspiro brota sin poder contenerlo, el pasado golpea mi espalda alentándome a seguir buscando un futuro, pero ya me siento cansada, exhausta por este largo viaje en busca de nada, por este juego perverso que has decidido seguir.
Camino y camino con un bolso en mi espalda lleno de hermosas promesas que jamás cumplirás, pero a pesar de saberlo, aún las guardo por que en ellas guardo tu voz.
Fatídico amor es el que le has dado a nuestro amor, tanto te dí y me robaste, me quitaste lo más hermoso que tenía… tu. Las caricias, los besos, las promesas de amor ¡¡Nada!! Nada te importo, solo me dejaste, te fuiste sin siquiera decir adiós.
Maldita tragedia esta que llaman vida… vida, realmente no comprendo ya qué es eso, nada tiene sentido sin ti, criatura malvada ¡¿Porqué lo hiciste?! ¿Porqué no me dejaste busca una solución junto a ti? Sé que si me hubieses dejado entrar, yo te podría haber ayudado a salir ¡Pero no! Siempre tienes que hacer las cosas a tu manera y sabes algo… no siempre es la mejor…
Eres egoísta, nunca piensas en nadie, ni siquiera en mi que te entregue todo, que te di mi amor en bandeja de plata… no, solo te importabas tu, nada te importo el poco tiempo que faltaba para que fueras como yo, solo pensabas en ti mientras tu sangre cubría de intenso escarlata el suelo de nuestra habitación.
Egoísta te digo mientras lloro a los pies de tu tumba… egoísta porque sabes que yo jamás moriré…
Yacías entre mis brazos, tu cuerpo temblaba como el de un niño, una extraña mezcla de emociones, se entrelazaba en tu acongojado ser. La pregunta eterna surgía en tu alma ¿Quedarte entre mis brazos, entre mi extraño amor? O bien, ¿Correr lo más lejos de todo eso, de ese insólito mundo q se alzaba tras de mi? No, no sabias q hacer, mientras buscabas en tu interior respuestas a preguntas inexistentes, yo disfrutaba cada suspiro aterrorizado, cada mirada llena de confusión.
¡Cielos! De q manera te amaba, como idolatraba tu cuerpo, tu mirada única en un mundo común. De q manera misteriosa se apoderaba de mi la locura cada vez q te sentía cerca, cada vez q te creía en los brazos de alguien más. Por eso aquella noche te ate a mi, te entrelace transformando mis brazos en cadenas, mis palabras en candados, y mi amor... mi amor era tu calvario, tu dulce y venerado veneno. Esa noche fue extraña, te sentí llegar diferente, tu silueta bañada por un halo de misterio, tus movimientos eran desconcertantes, y tu mirada era lejana, distante a mi...
¡Entre en pánico! ¡Ya no me pertenecías! ¡Ya tu amor no era solo para mi! ¡Y tus besos recorrían otros labios! Quise morir de amor, morir de tristeza ante tal traición, tu, el ser más bello, tu, el ser al q más amaba me atacabas por la espalda hundiendo la daga y cruzando a mi corazón; quise morir, quise q murieras junto a mi. Te tome entre mis brazos, te bese como nunca lo había hecho, deje q mi piel rozara la tuya, dejando q tu cabeza girara una y mil veces, te hundiste en mi perdiendo el control, solo querías tomarme, solo me querías para ti.
El lecho agitado de sedas y sueños, fue testigo de mi enorme congoja, de la voz en mi interior q me decía a gritos q ya no me pertenecías, q solo mi alma estaba en este juego llamado “Amor”.
Te levantaste con sigilo creyendo q yo aún dormía entre los recuerdos, arropaste tu cuerpo aún hermoso ante mi, diste una última mirada hacia mi y caminaste de manera lánguida hasta la puerta...
Te tome por la espalda, como lo había hecho tu traición conmigo, te ate a mi cuerpo, susurre todas las palabras q yacían dormidas dentro de mi, te dije q te amaba, te dije q te odiaba, q ya sabía todo sobre tus andanzas, q pronto sabría quien era el nuevo arcano de tu amor, te bese mil veces, y lentamente pose la daga sobre tu cuello, aquel q tantas beses desato nuestro amor entre las sabanas; el miedo se hacia presente en tu respiración, pero de todas formas no había intento de escapar, de librar tu cuerpo de mi prisión. Apreté la daga y una pequeña herida se abrió, la sangre comenzó a emanar, roja, dulce, con aroma embriagador...
Rápidamente te lance lejos de mi, tu cuerpo cayo al piso y tus ojos se clavaron en mi, como clamando q no lo hiciera, implorando olvidar todo y caer junto a ti, llorar un momento sobre tu vientre, tus ojos comenzaron a ser inundados, tu alma también lloraba...
De pronto el tiempo se detuvo entre tu y yo, sentí el suave sonido del filo cruzando la piel, lentamente la sangre comenzó a correr dejando vestigios escarlatas de su paso sobre mis ropas...
Caí al piso ya sin ganas de luchar, mi vista estaba un poco nublada, pero aún te podía observar con la mirada atónita sobre mi, mis latidos comenzaron a enmudecer y con mi último aliento te susurre: “Por siempre te amaré”...
¿Qué hago ahora que te he encontrado?
Algo tienes pequeña que me quita el sueño, eres mi nueva Venus, tan frágil, tan niña, tan pequeña.
Pequeña y exquisita locura, cuanto tiempo estuve lejos de esto y tú, con una sola mirada, me has hecho caer de nuevo de un golpe calido en tus ojos, en tu cuerpo, mezcla extraña de emociones, sensaciones y seducciones.
Mi pequeña Venus, tan sutil, tan pequeña, dulce cuerpo de niña que hace un fuerte contraste con esa mirada de mujer salvaje, un carácter fuerte y una sonrisa inofensiva.
Te sueño pequeña, en cada paso que doy, te espero en cada caricia que recibo, y me entrego en cada palabra que escribo imaginando que la susurro en tu oído.
¿Qué hago ahora pequeña?
Solo juego a mirarte y desearte en silencio, o me lanzo como la depredadora que suelo ser en estos casos y te atrapo entre mis brazos y mis piernas, entre mis labios y mi alma.
Pequeña, pequeña, maldita pequeña, tan delicada y testaruda, tan hermosa y extraña, tan tu, tan mía, tan lejos, tan esquiva, tan pequeña…
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Esto lo escribí para ti el 17 de Septiembre, algo me provocabas, pero era como algo que me daba miedo ver, ahora ya lo acepte, ahora te tengo entre mis brazos cada vez que puedo y el leer esto me hace ver que en el fondo lo único que quería era estar a tu lado.
Gracias por ser tú, gracias por todo lo que me das sin darte cuenta...
De verdad te quiero...
Dulce tentación llegada en el momento menos esperado, tiernos labios conquistadores, nuevos dueños de mi extraña pasión.
El pasear mis dedos por tu cintura pequeña, el rose de mis labios por tus caderas de fuego, el hundir mis dedos en tus rizos salvajes son cosas que sin saber siempre deseé.
Mezcla agridulce de ternura y crueldad, mujer de fuego encerrada en un pequeño cuerpo de papel, niña traviesa y perversa que entras a paso seguro en cada maldito pensamiento de mi extraña cabeza.
Hipnotizada sigo tu sonrisa, expectante y como una cría esperando algún sutil movimiento queme lleve a caer extasiada ante tus juegos casi perversos, sin vergüenzas ni pudor.
Quien iba a imaginar que una niña me haría dejar mi papel de mujer dominante y me movería cual pieza de ajedrez a sus antojos traviesos y exquisitamente impulsivos.
Pequeña ironía que ha borrado de mi cuerpo y mi mente toda huella de pasiones pasadas, toda lágrima por amor abandonado, que ha llenado mi rostro de sonrisas y mi carne ha dejado en llamas.
Pequeña ironía en la cual he caído y no quiero escapar, me asombra la extraña mezcla que compone tu ser, me asombra la extraña sensación que recorre mi piel cuando te pienso, mujer de fuego encerrada en cuerpo de papel.
En estos momentos me siento como un lienzo en blanco, lista y expectante esperando a quien se atreva a pintar en mi.
Demente y feliz espero el momento de dejarme caer como una hoja otoñal, mojada por la lluvia, muda testigo del mundo.
Demente, a ratos decadente, suspiro y sonrío en la nada, danzo como una loca en los charcos formados por la lluvia, bailo aferrada al viento, hago el amor con el silencio y mis gemidos se vuelven canción.
Soy un lienzo esperando a un mágico pintor, un instrumento esperando que alguien vuelva música mi cuerpo, deseando que un cuento eterno forme surcos en mis pechos, que mi ombligo sea el punto donde comience el final.
Hoy sonrío, me entrego, me dejo amar por amantes fantasmas que susurran hermosas palabras en mi extraño corazón, me deleito en orgías con ángeles colorados, las plumas de sus alas suavecitas provocan cosquillas en mi cuerpo extasiado, tendida sobre nubes de algodón.
Me transformo en arcilla esperando que alguien me venga a esculpir, que alguien de forma a mi silueta con manos mágicas, con dedos fuertes y movimientos delicados, quiero que alguien juegue a ser dios y tome mis deseos entre sus dedos.
Hoy sonrío y no tengo razón, llevo la demencia como corona y una bomba en el corazón, hoy la lluvia lava mis penas y esta locura me hace abrir los brazos aceptando a un dios conquistador.
Si, es cierto, creo haber sentido un loco amor por su persona, a ratos siento q mi persona fue consumida por su “yo” inmortal, por aquellos detalles q siempre nacían a su lado y perduran aún en mi recuerdo q se niega a borrar la visita de aquella figura espectral, de todas esas cosas q significo en mi.
Claro q siento melancolía, no puedo dejar de extrañar los momentos vividos en su compañía, q muchas veces fue una grata compañía, pero otras me llevaba al borde de la locura; eran sus risas estridentes quizás, sus miradas penetrantes en mis ojos, como en una búsqueda desesperada de respuestas q solo podría encontrar en mi rostro aún infantil.
Me enseño muchas cosas q la verdad jamás imagine me servirían de algo, mas ahora, en su ausencia insólita, todas sus lecciones me han servido, desde q se marcho mi corazón se transformo en piedra y mi sentir se volvió limitado con respecto a otras personas, quizás ahora peco de egoísta o ególatra, mas no de ingenuidad, desde q ya no esta me siento más fuerte ante aquello q muchos llaman amor, pero q para mi no es más q burdas ilusiones pueriles.
A veces pienso en q quizás regrese, mas no sé como le recibiría, me daño a muerte, me daño como jamás nadie había logrado, pero a la vez, creo q me amo como jamás nadie me había amado. Son tantos los sentimientos encontrados, tantas ideas confusas e ilusiones a medio morir q me rodean, q ya no se como le recibiría si algún día volviera.
Debo admitir q a ratos también lloro recordando sus caricias, sus miradas, aquellos besos dulces y su cuerpo tendido junto al mío en la tibieza del lecho agitado; a veces lloro por aquel recuerdo, como llora un soldado al regresar a casa y ver nuevamente a su amada después de atravesar los campos bañados en sangre, lloro como una Penélope q observa al mar esperando q le traiga de vuelta a ese q tanto ama, lloro por su ausencia y lloro por q no quiero verle otra vez.
Creo haber sentido ese loco amor cuando le observaba caminar por la habitación deteniéndose pequeños instantes a observar mi cuerpo desnudo y medio dormido, y su rostro se llenaba de ternura, a veces de pasión q me contagiaba solo con un cálido beso de sus labios muchas veces masculinos, muchas veces femeninos.
Mil veces le llame amor y otras mil le llame maldición, consumía mi existir en un tedioso sentimiento de amor y odio, siniestramente me llenaba de amor para luego hacerme estallar por el más mínimo detalle y gritarle q le odiaba, q jamás quería volverle a ver cerca de mi, q no quería sus repugnantes manos en mi cuerpo ni sus falsos besos en mis labios, mientras se asía con sus brazos a mi y comenzaba a hacer todo eso q yo en aquellos momentos aborrecía, con el solo propósito de demostrar q era capaz de domarme en cualquier situación.
Fueron días felices a su lado, como también fueron pesadillas aterradoras las q viví entre su amor, mas ahora aún no me abandona, le siento cerca todas las noches, siento q aún me ama de esa manera enfermiza q solo su persona podía amar, y q como yo le he matado... pronto vendrá por mi...
Ando sumamente extraña, este fin de semana casi no dormi, salí a marchar y durante un segundo sentí que esa marcha me lleno el alma, pero luego em sentí vacia de nuevo...
Me siento extraña, durante estos días siento que no tengo ni pies ni cabeza, solo sé que quiero acariciar mi cuerpo con cuchillos y dormir largo rato lejos de todoooo
Solo quiero escuchar a Charly y cerrar los ojos mientras el mundo gira a mi alrededor, no sé si deba seguir acá, pero al verdad es que no quiero escapar...
Soy cero aporte estos días, soy un zombie extraño y lloroso, un poco emo y pauperrima al hablar, intento acallar esta pena hablando de politica, de música, de cualquier pavada que no se trate de AQUEL tema que me tiene pegada...
Se las da de Escritora desquiciada, coqueteando con la esquizofrenia, ermitaña de alma y adicta a placeres mundanos, de sangre rockera y de cabeza extraña...